El otoño trae consigo un descenso de las temperaturas y precipitaciones abundantes, una mala combinación para la conducción, motivo por el que debes prestar atención extra al estado de tu vehículo. Con estos cinco puntos de mantenimiento fáciles de seguir podrás evitar más de un problema.
Neumáticos
Un aspecto clave en la seguridad de la conducción, que cobra todavía más relevancia en esta época en la que el firme es más deslizante y problemático. Asegúrate de que la profundidad del dibujo es de 1,6 milímetros o más, de que la presión es la correcta y de que no hay ningún desgaste irregular en la goma.
Frenos
Siempre son importantes, pero con el asfalto mojado o helado las distancias de frenado se multiplican, por lo que conviene que estén en buen estado. Lo recomendable es revisar pastillas y discos cada 20.000 kilómetros o seis meses, mientras que el líquido de frenos debe comprobarse cada dos años.
Faros
En esta época del año las horas de luz cada vez son más escasas, por lo que la buena iluminación adquiere todavía más relevancia. Comprueba que no tienes ninguna bombilla fundida o en mal estado, y revisa las cubiertas de los faros, que se pueden haber degradado por la incidencia del sol y el calor en verano. Esto provocaría una difusión irregular de la luz, reduciendo la visibilidad en carretera.
Climatizador
Este elemento sufre mucho en verano por el uso intensivo del aire acondicionado, por lo que conviene revisarlo para que no haya problemas a la hora de utilizar la calefacción, ahora que llega el frío.
Filtros
Durante la época estival el polvo, la arena o lo insectos pueden hacer mella en los filtros del aire, taponándolos en parte y reduciendo su eficiencia. Reemplazarlos es bastante barato y, en condiciones óptimas, ayudarán a reducir el consumo de combustible.